jueves, 13 de agosto de 2015

Sé que me lees...

Ayer hice algo que me vino de perlas, me sentí muy desahogado, como hacía tiempo que no me sentía. Es por eso que quiero sacarme esa última espinita que me queda, es despedirme de ti.

Sé que me lees, no porque estés aquí ahora, a mi lado, es porque estoy seguro que cuando llegaste a donde quiera que estés, lo primero que hiciste fue pedir la clave del WiFi. La injusticia nos visitó demasiado pronto, de una forma inesperada, tanto que creo que no he conseguido asimilarlo del todo. Pero así fue, es hora de hacerme la idea, sobre todo para sentirte de otra manera, para sentir algo que ya sé, que sigues con nosotros.

Siempre fuiste grande, en todos los sentidos, no sólo el nene gordo, tenías un corazón tan grande que tu cuerpo tenía que serlo, pura lógica. ¿Ves? Ya me has hecho llorar, no quiero seguir haciéndolo, aunque sé que no es malo.

Es curioso como cada día pienso las palabras que me gustaría decirte, pero ahora no soy capaz de escribirlas, ¿cómo describir lo que siento? Ni idea, para eso tendría que ser un buen escritor, todavía no lo soy. Sí que es cierto que no paro de recordar cómo no te daba la gana de que nunca nadie sintiera tristeza, no dejabas que nadie se sintiera frustrado porque ya te encargabas tú de conseguir lo que fuera para que no sucediera, es que, joder, eras único, coño.

Es lógico que sienta mucha tristeza por tus padres, por tus hermanos, por tu hermana... pero no puedo evitar pasarlo peor por esa personita que tan solo te pudo disfrutar nueve meses, pero, ¿sabes? Hay gente a la que ve asiduamente y no recuerda, y a ti no para de enviarte besos y señalar para el cielo. Sabe que estás ahí, en la inteligencia se parece mucho a ti. Me hubiera encantado que lo hubieras visto andar, no para, apenas ha usado el andador que le regalaste porque es muy como tú, decidido, envalentonado, no quiere ayuda, sólo quiere superarse y hacernos felices. Como hacías tú. No sé por qué he dicho que me hubiera encantado que lo hubieses visto, si lo ves todos los días, estás a su lado, te siento a su lado, sé que lo cuidas, por eso estoy tranquilo.

Escribir esto me está resultando más duro de lo que pensaba, quizá ni mis frases tengan lógica, pero escupo lo que me viene a la mente, sin más, creo que debo hacerlo así. Casi no veo la pantalla por las lágrimas, sé que no dejaré de llorar nunca por ti, nunca dejaremos de hacerlo, aunque si pudieras, nos dirías cuatro cositas acerca de la tristeza.

Sólo quiero decirte una última cosa, estate tranquilo, sigue cuidándonos a todos desde donde estés, porque de la parte física ya me encargo yo. Te juro que cuidaré a tu familia, sobre todo a tu hermana y ahijado, no dejaré que les pase nada nunca, haremos una especie de equipo tú y yo juntos, pero te aviso que no me pienso poner una camiseta a conjunto, mucho menos del Madrid.

Ahora, en serio, descansa, espéranos porque algún día nos encontraremos, ese día estoy seguro que llevarás tus pantalones del Madrid y tu camisa del Mercadona, no te conocería de otra manera. Y cuida de nosotros como has hecho siempre, no dejes de ser nunca el nene gordo, porque no te lo perdonaría.

Te quiero mucho, te queremos mucho.

4 comentarios:

  1. Lo siento, no he podido terminar de leerlo. No sin no romper a llorar. He tenido que desviar la mirada y mi corazón aún padece las réplicas del terremoto que has generado en las apenas veinte líneas que he podido leer.
    Tienes una capacidad enorme para transmitir, y eso es un don.

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    1. Muchísimas gracias, en este caso sólo me he dejado llevar, no pensaba, tecleaba. Aunque te reconozco que he sentido que me liberado. Lo necesitaba. Un abrazo gigante!!

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  3. Me has hecho revivir de nuevo, después de 14 años, todo lo que sentí cuando murió mi padre...Además de por los sentimientos que describes, por las circunstancias...Mis padres se casaron mayores, y mi padre sólo conoció a dos de sus nietos, y los disfrutó sólo algo más de un año...Pero la mayor, aún lo recuerda y aunque no sabía aún expresarse cuando él murió, siempre que veía una estrella que brillaba más que las otras, la señalaba y decía "abuelo"...Los sentimientos de una pérdida así, son muy variados a medida que pasa el tiempo...del dolor y la tristeza, pasamos a la añoranza...del llanto inconsolado, a la sonrisa cómplice cuando recordamos algún hecho relacionado con esa persona...El tiempo no cura, pero sí que alivia y transforma los sentimientos de esa ausencia física...Ellos, realmente, no nos dejan nunca...su cuerpo no lo vemos, pero su alma está revoloteando a cada momento alrededor nuestro...y su recuerdo permanecerá siempre vivo, aún para las personitas que no lo conocieron, porque de eso nos encargamos nosotros...Hace un año que falleció mi madre, y aunque mi recuerdo hoy sea para mi padre, los sentimientos que describes me han hecho llorar por ella, porque son los que siento ahora mismo...Y no te preocupes, por las palabras en este caso, lo importante es que te has desahogado y has soltado este lastre...igual que el de tu anterior entrada...ahora estarás mucho más ligero y todo será más fácil...Mucho ánimo y mucha fuerza, amigo...Un abrazo, de corazón...

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