martes, 11 de marzo de 2014

10 años no son nada. 11M

    Buenos días mi gente.

    Hoy nos toca ponernos serios. Soy consciente de que no soy el único que va a dedicar una entrada en su blog/espacio de reflexión a lo que pasó hace hoy 10 años en Madrid, es incluso complicado no parecer demagogo cuando se tocan estos temas, pero la realidad es que no puedo dejar de escribir sobre este asunto porque mis dedos no quieren callar.

    Está de más decir que me repugna acordarme de ese día, ese día en el que TODOS lloramos, ese día en el que el dolor por la pérdida y el desconcierto se unió a la impotencia de ver cómo intentaban manipularnos. Todavía recuerdo ese día como si fuera ayer mismo, fue tal la sensación que a pesar de que pasen los años no logro olvidar un solo segundo de ese fatídico día. Si no os importa quiero recordarlo con vosotros, tal y como lo viví yo:

    Recuerdo que estaba en el instituto, en Orihuela (Alicante) para más precisión, ese año sin tener muy claro qué quería hacer con mi vida había empezado "Electrónica" (el nombre del grado medio es más largo, de ahí las comillas) y, a punto de cumplir 20 años pues no estaba muy centrado que digamos. Tenía clase desde primera hora, pero no me apeteció ir, no recuerdo a la hora exacta que me levanté, pero sí recuerdo que directamente fui a por un zumo y me postré en el sillón que por las noches ocupaba mi padre.

     Encendí la Tv, la curiosidad siempre ha estado despierta en mí y no me gustaba perderme las noticias. El canal guardado en la memoria del aparato tras la noche anterior me llevó de primeras a Antena3, estaban hablando de temas triviales, creo que acerca de cómo se estaban desarrollando las campañas políticas o algo así, de repente llegó una noticia confusa de última hora. Se había escuchado una explosión en la madrileña estación de Atocha, no se sabía qué había sucedido, las informaciones eran confusas y en un principio no se le dio demasiada importancia. Tras un par de minutos comenzaron a llegar oleadas de información, seguía sin saberse qué había pasado pero ya se comenzó a usar la palabra ATENTADO, se hablaba de que podría haber decenas de muertos, se empezó a nombrar el pasado (Hipercor) y el nombre de ETA salió a la palestra casi como una exhalación. En el momento entendí enseguida el porqué, la banda terrorista seguía haciendo de las suyas aunque con menos frecuencia. Nadie entendía cómo ETA se había atrevido con algo tan grande, las noticias seguían escupiendo información e iban esclareciendo cómo había ocurrido todo. Lo que nadie entendía era el porqué.

    No pude tomarme el zumo, el estado de conmoción fue tal que pensé seriamente no ir al instituto ese día, pero creo recordar que tenía examen de Imagen a última hora y no podía faltar. Llegué a la hora del recreo, TODO el mundo hablaba de lo mismo, todos despreciábamos (aún más) a ETA por haber hecho tal barbarie, no podíamos creer todavía que aquello fuera verdad, habíamos vivido a través de la TV el 11-S pero pensábamos que eso quedaba muy lejos de nosotros. Aquel día comprobamos que no.

    Cuando llegué al mediodía, como era lógico, las noticias seguían llegando sin cesar, ya se empezaba a barajar un número aproximado de víctimas, se hablaba de una carnicería, llegaban testimonios de testigos, de voluntarios, eso hacía que mi estómago se encogiese más y más. No sé en qué momento se le comenzó a llamar 11-M, pero eso levantó las alarmas de tertulianos y periodistas que por su propia cuenta comenzaron a especular con que quizá ETA no fuera la autora del atentado, el equipo de gobierno, encabezado por Aznar nos había metido en medio de una guerra que libraba el (aquí viene un taco muy gordo que no pienso escribir) de Bush contra el Islam, y quizá esto fuese una consecuencia directa de meter sus narices donde no le importaba (y donde el pueblo español se había manifestado abiertamente en su contra).

    A partir de ahí, el dolor insoportable por la situación en sí se transformó en el espectáculo más lamentable que he tenido la oportunidad de vivir. La sucesión de mentiras por parte de los que nos desgobernaban llegaron y nos intentaron vender la moto de que ETA había sido la autora del atentado. Recuerdo el momento en el que se encontraron las furgonetas con el Corán (había algo más que relacionaba a un grupo como AL-QAEDA con los atentados) y aún así el GRANDÍSIMO HIJO DE PUTA de Acebes (perdón, no he podido morderme la lengua), seguía diciendo ante los periodistas que había sido ETA. El sentimiento de impotencia que tuve en ese momento y que ha crecido de manera asombrosa con los años, fue tan grande que recuerdo deseé que pudieran sentir el dolor que sentían las familias de las víctimas en sus propias carnes. Sé que es algo que no se puede desear a nadie, pero fue algo inevitable.

    Acabo de leer una frase que me ha impactado sobremanera, la ha pronunciado el amiguete Roberto López (@elexpecial), que tuve el placer de entrevistar la semana pasada (la entrada anterior a esta), no es otra que esta:

ElExpecial
Diez años después de un momento terrible que nos unió, estamos más separados que nunca.
11/03/14 09:12
 
     Esa frase encierra una gran verdad, el país entero se volcó ante esto, no importaban los colores ni los partidos, todos nos unimos a una. Os digo de verdad que pensé que esa desgracia nos serviría como punto de inflexión, nada de eso fue así.

    Los políticos siguen a su bola, los que nos mintieron e intentaron manipular a su gusto volvieron al poder. Lo triste es que nos siguen mintiendo, nos siguen manipulando, a nadie parecer importarle. Momentos después de desgracias como esta piensas que dejamos de ser borregos, que nunca más lo seremos, el tiempo te acaba demostrando que no es así, que la cabra tira para el monte y que quizá no tengamos solución. Siento ser así de pesimista pero la situación no me lleva a pensar otra cosa. Lo único que nos queda es recordar a las víctimas de este brutal atentado y no dejar que desaparezcan de nuestra memoria, lo merecen.

    Hasta aquí la entrada de hoy, podría seguir escribiendo hasta mañana, pero podría calentárseme la lengua (o los dedos) y no creo que ni merezca la pena, ni que realmente sirva para nada. Vuelvo pronto con una entrevista muy especial y que me hace mucha ilusión.

    Nos vemos.

    Blas.                    

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